Mañana jueves 21 de marzo la Plataforma “Salvemos el Anillo Verde del Este” (SAVE!) preguntará en el Ayuntamiento de Sevilla por el estado de la moción aprobada hace ahora un año. Las lagunas de El Sapo, Torreblanca y Buena Esperanza, que se encuentran ahora rebosantes de vida, padecen el abandono y la degradación, fruto de los vertidos incontrolados, la caza ilegal y los incendios. El Pleno aprobó por unanimidad en febrero del año pasado una serie de acuerdos instando a su protección y a la creación de una comisión de trabajo que hasta el momento no se ha constituido.
Hace justamente un año, en la sesión celebrada por el Excmo. Ayuntamiento Pleno en Sevilla, el día 16 de febrero, se aprobó por unanimidad una Moción relativa al reconocimiento de los valores ambientales de las Lagunas del Este de Sevilla y su integración en las zonas verdes urbanas. Entre los siete acuerdos aprobados se encontraban tomar medidas de protección de las lagunas y del espacio reforestado y abandonado, la adecuación del estado normativo en el nuevo pliego del Macro-contrato del Área de Medio Ambiente, Parques y Jardines, la limpieza del área o establecer un plan de vigilancia preventiva. Según la Plataforma SAVE! (Salvemos el Anillo Verde del Este) unir los parques por los cauces de los arroyos, bulevares y corredores verdes, en lugar de hormigón y asfalto, es relativamente sencillo y una cuestión de voluntad política, para que se convierta en el germen del futuro anillo verde de la ciudad. SAVE! está constituida por más de una veintena de asociaciones de todo tipo y viene realizado, de forma voluntaria, tareas de limpieza, investigación, colocación de cajas nido, recuperación de semillas autóctonas, reforestaciones, etc. Son personas que, a título individual o colectivo, están trabajando para proteger la vida silvestre en la ciudad. Y, como personas interesadas en la salud ambiental de nuestra ciudad, esta Plataforma considera que ha llegado el momento de actuar en nombre de la naturaleza y de la salud de las generaciones venideras. Por esta razón preguntará en el próximo Pleno en qué estado se encuentran los acuerdos tomados en la moción y porqué continúa siendo posible acceder para incendiar, cazar ilegalmente o verter residuos que degradan éste área forestal en el municipio sevillano.
El último punto de la moción hacía alusión a la posibilidad de constituir una mesa de trabajo dentro del desarrollo del futuro Anillo Verde Metropolitano. Este marco de colaboración permitiría participar en las tareas de conservación y protección del espacio en los futuros pasos necesarios para su creación y mantenimiento. El objetivo de este acuerdo, alcanzado en el pleno de hace un año, es crear un espacio de diálogo, articulado y consensuado, para que una infraestructura verde-azul de conexión entre los distintos espacios de la ciudad incluya su biodiversidad y se realice de forma conjunta con todas las personas que luchan por ponerla en valor. Será la última intervención en el Pleno del Ayuntamiento prevista para mañana, sobre la creación de una comisión contando con los colectivos implicados en la consecución del Anillo Verde que, hasta el momento, no ha sido constituida. Según SAVE!: “una restauración ambiental, por más técnica y adecuada que resulte, está condenada al fracaso si no cuenta con las personas que harán uso de ellas”.
Salud ambiental es salud humana
Los efectos positivos que la biodiversidad urbana tiene sobre la calidad de vida de las personas son avalados por diversas investigaciones. Desde la influencia en la habitabilidad, la contaminación y el clima, a los beneficios terapéuticos de las zonas verdes sobre la salud, especialmente entre los colectivos más vulnerables, es un hecho constatado que la salud ambiental repercute en la salud humana.
Actualmente más de la mitad de la población mundial (4,5 millones de personas) vive en ciudades. Una cifra que va en aumento con el 70% de las emisiones de carbono a nivel mundial y más personas, sobre todo población infantil, con enfermedades crónicas. Crecer rodeado de naturaleza durante la infancia repercute en la salud, con un 55% menos de riesgo de desarrollar enfermedades psiquiátricas. La infancia y la juventud necesitan de espacios libres donde crecer sanamente y en contacto con la naturaleza. Lo dicen los estudios epidemiológicos y un informe de la OMS (Organización Mundial de la Salud) que recomienda el acceso a un espacio verde que mida al menos 0,5 hectáreas, a una distancia en línea recta de no más de 300 metros de cada domicilio.
Diversos estudios relacionan la ansiedad y estrés con la vida en la ciudad. Las zonas verdes ejercen notables efectos psicológicos y fisiológicos en las personas según los estudios publicados por la Universidad de Exeter en Reino Unido, el Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental, el Departamento de Psicología Social de la Universitat Autónoma de Barcelona y el Laboratorio Internacional de Neurobiología de las Plantas de la Universidad de Florencia. Quienes viven cerca de áreas verdes son menos propensos a la depresión. Dicho en otras palabras, la salud mental de las personas depende en gran medida de las zonas verdes.
Para comprobar las contribuciones cruciales de los bosques urbanos y la naturaleza a nuestro bienestar se aplica la Regla 3/30/300 que responde a las siguientes preguntas: ¿puedes ver tres árboles desde tu ventana?, ¿en tu barrio hay un 30% de cobertura vegetal?, ¿vives a menos de 300 metros de un gran parque? Una realidad que -a pesar de ser España el país con mayor biodiversidad de la Unión Europea- trasladada a las grandes ciudades, apenas se cumple. En ocasiones, los lugares donde más tiempo pasamos en nuestro día a día, como nuestras casas o puestos de trabajo, están alejados de los espacios verdes.
Ciudades más verdes
Entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible el ODS 11 – Ciudades y comunidades sostenibles – consiste en lograr que las ciudades y asentamientos humanos sean lo más seguros, inclusivos, resilientes y sostenibles posibles. El objetivo es conseguir ciudades donde abunden espacios heterogéneos dedicados a un tipo de economía cooperativa, productiva, resiliente y circular, donde los barrios estén construidos y conectados por medios sostenibles y se permita la existencia de procesos ecológicos, a través de espacios libres, sustentados por la biodiversidad urbana. Todo un reto.
El contacto directo con el medio natural tiene la capacidad de ofrecer múltiples beneficios al ser humano. La salud depende también de una gestión social del hábitat, de edificios eficientes energéticamente, de planificar ciudades más amables para las personas, especialmente niños, ancianos y personas con movilidad o percepción reducidas, de encontrar lugares donde la naturaleza pueda expresarse y, en definitiva, ciudades que sean sostenibles y capaces de adaptarse a los retos del futuro.
En muchos países se multiplican los proyectos de renaturalización de urbes que desentierran sus ríos construyendo corredores ecológicos urbanos, como Hannover, Seúl, Vitoria-Gasteiz o Nueva York. El extrarradio de la ciudad de Sevilla, que cuenta con seis de los quince barrios más pobres de España y es, al mismo tiempo, la tercera ciudad más visitada, tiene ante sí la posibilidad de conseguir una gran infraestructura verde. Los espacios con mayor potencial y biodiversidad se encuentran asociados a los cauces fluviales y las zonas húmedas, probablemente los ecosistemas terrestres más ricos y productivos del planeta. Proteger y recuperar estos ecosistemas de agua dulce es, de hecho, el sexto ODS que todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas aprobaron como parte de la Agenda 2030.